De camino a Puerto Natales

Hace tiempo dijimos que un viaje sin contratiempos no es un viaje. Pero tampoco es necesario que se dieran todos en el mismo. Al llegar al estrecho de Magallanes tuvimos que esperar tres horas hasta que se calmaran los vientos de 140km/h para poder cruzar sin que la barcaza pareciera un corcho a merced de las olas. Esto nos llevó a perder en Punta Arenas la conxión a Puerto Natales. Aqui conocimos a Sara, que nos ofreció su casa hasta el dia siguiente que partia el bus.

Este cúmulo de circunstancias nos llevó a tomar el bus correcto para alivianar peso. Adelgazamos exáctamente lo que pesa una mochila, concretamente la de Victor. Alguna persona de buena fé, viendo los sufrimientos que estábamos infligiendo a nuestra espalda decidió por cuenta propia liberarnos de tan pesada carga (con "Bus Sur" se adelgaza en una hora y sin pasar penurias, lo que con dieta tardas meses, y al contrario que en la dieta, precisamente por no conrolar tu peso). La indemnización recibida no daba para mucho, así que fuimos directamente a por el kit básico de supervivencia, una buena comida y una botella de vino, justo lo que necesitábamos, un poco de alegria y algo contra el frio.

En todo momento Sara y su familia nos ayudaron dándonos comida de primera, algo de ropa, y lo más necesario en esos momentos, buena compañia.

Así que con un look a medio camino entre naúfrago y expositor de ropa de segunda mano nos disponemos a continuar camino, con una bolsa del super por mochila, pero sin perder la sonrisa, ni las ganas de terminar el viaje (cara que se te queda cuando te levantan la mochila).

Soluciones para la crisis (II): Si alguno está interesado en vivir en un bidón con vistas al mar, por favor, llamar al teléfono que aparece en pantalla.