miércoles, 13 de octubre de 2010

Huang Shan (China)

Con el miedo en el cuerpo llegamos despues de escuchar terribles historias sobre la dura ascension a estas montanhas...



...y una vez mas constatamos que no te puedes fiar de opiniones ajenas. En lo que a nosotros respecta la subida fue un agradable paseo.


Una vez arriba, la cosa cambia, y recorrer las montanhas se vuelve un deporte de riesgo, o mas bien, un acto de fe en la ingenieria china, confiando no despenharte recorriendo sus pasarelas de vertigo...


...sus peligrosos puentes...

...perdon este no era...


...acabar sepultado en uno de los tuneles que atraviesan estas moles...

...o ser arrasados una vez mas por las hordas de turistas orientales que en lugar de pasear tranquilamente deleitandose con tan increible paisaje...


...convierten los caminos menos extenuantes en un frenetico hormiguero avanzando incontroladamente en pos de la cima con el unico objetivo de conseguir el absurdo trofeo que ensenhar a los conocidos a la vuelta de tan estresantes dias vacacionales.


Pero merece la pena el riesgo por disfrutar de su colorida fauna...


...y su imposible flora, capaz de agarrarse al mas pequenho resquicio para sobrevivir...


...todo ello en un marco de fondo espectacular.

Solo hay dos cosas perfectamente prescindibles, que no llegamos a comprender del todo (si solo fueran dos). La primera, porque los chinos gustan tanto de gritar a pleno pulmon cuando estan en medio de la naturaleza. Y la segunda, porque colocan este feo edificio en lo alto de uno de los picos mas altos afeando claramente el paisaje...

...y luego se molestan en sombrear las montanhas con photoshop, para hacer el paisaje mas impresionante si cabe.


Asi pues, viendo que se estaban torciendo las cosas...


...no queriendo quedarnos encerrados aqui para siempre...


...decidimos marcharnos, como dice la cancion, donde no sale el sol...


...txau.

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