sábado, 12 de junio de 2010

Cabo de la Vela

Por un lado nos dijeron que eran las playas más hermosas de Colombia, aunque ninguno había estado (que si me lo contó “nosequien”, que si vi una foto), y por otro, nos aconsejaron no ir, dado su difícil acceso, a menos que desembolses una millonada para acceder por mar. Y dado que no teníamos tanto dinero, y que solo hay que decir que no hagamos algo para que nos encaminemos sin pensarlo dos veces, allá que fuimos por tierra. Del viaje solo decir, que no las teníamos todas con nosotros de que íbamos a llegar. Regateamos duro (varias veces, nos enteramos posteriormente, nos dejaron mejores precios que a los lugareños, y otras nos mandaron a… otro sitio). Al final lo conseguimos, llegamos atravesando el desierto en una camioneta que se caía a cachos (literal, un cacho de la reja de la parte trasera donde íbamos, el banco de enfrente, etc.), con los ojos cerrados gran parte del viaje, arena hasta en la entrepierna (es lo que tiene las tormentas de arena) y el trasero reventado gracias al tablón que teníamos por asiento (por lo menos, no fue el nuestro el que se partió). ¿Mereció la pena? Comprobad vosotros mismos. Playas vírgenes…


…evocadores paisajes (no sabemos que evocan, pero queda bien)…


…más espectaculares paisajes (sabemos que es el mismo sitio pero mirando hacia el otro lado, pero tenemos que sacar partido a la única caminata que nos atrevimos a hacer después que nos picara el bicho del caribe)…


…cabañita a pie de playa (es un perro, no la alfombra)…


...que decir de los baños al atardecer en la misma puerta…



…y todo esto, rodeados de un ambiente, donde la mano del turismo de masas aún no ha hecho mella…



…lo que permite, al no estar maleada la población indígena (los Wayuu), interactuar con ellos de una forma mucho mas natural, partidito de fútbol (cuando viajas es más útil saber de fútbol que idiomas)…



…fotos a petición de las propias personas (les encanta verse después en la cámara)...



…o de sus familias…



...y descubrir nuevas tecnologías en el campo del secado de ropa, rústico, pero no por ello menos ingenioso, el revolucionario tendedero arbusto.

Tuvimos el honor de asistir al nacimiento de Andreita…


…no es que la madre se parezca a quien ya sabéis (aunque con unas operaciones)...



…simplemente la llamaron así. Aunque no lo creáis algunos, aquí la gente no conoce a tan ilustre personaje, y aun así viven, es más, incluso felices, es como para planteárselo. También disfrutamos de una partida de dominó local…



…a juzgar por el desorden de fichas y el agujero de la mesa, suponemos, que no se trata de hacer casar tus piezas, como en la versión más popular del juego, sino en golpear la mesa más fuerte que tus oponentes al depositarlas. Cambiando de tema, en uno de nuestros escasos paseos, descubrimos esta curiosa tienda…



…y viendo que tampoco en tan bucólico lugar, nos libramos de la sombra del omnipresente tiburón, tan temido por nuestra especie…



…nos encaminamos a nuestro siguiente destino, no sin antes enseñaros la ingeniosa, y a la vez ordinaria, lista de precios del baño de la estación de autobuses de Río Hacha…



…y de ofreceros una nueva entrega de nuestro mas laureado estudio de observación…


Dudas Razonables (VII): No vamos a desarrollar demasiado el tema, pero fijaros en esta señal de tráfico…



…creemos, sobra decir, que no es aconsejable adormilarse cuando se va al volante, ya que puede acarrear graves problemas para ti, y para los que están a tu alrededor. En otro país, quizá sobrara tan absurda prohibición, pero teniendo en cuenta el carácter caribeño, y viendo el ritmo de vida tan perezoso al cual induce, puede que no este de más advertirlo cada ciertos kilómetro. Y como nos hemos quedado mentalmente un poco congestionados después de tan trabajada disertación, nos vamos con una imagen bucólica y relajante...



...txau.

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