Llegamos a Nairobbery, como llaman algunos a la
capital de Kenya, pensando que deberíamos haber ido a Cuba, por eso de
que si los de Kenia son keniatas, los de Cuba… (no hemos podido remediar el
chiste malo). Nos sorprendió el gran recibimiento teniendo en cuenta que no
creíamos haber avisado…
Hasta que nos dimos cuenta que no era por
nosotros. Ni siquiera aparecían nuestros nombres en un mísero cartel. Y no
sería porque no hubiese…
Desalentados nos dispusimos a buscar un lugar
donde pasar la noche hasta que llegara nuestro autobús mañanero para llevarnos
a nuestro próximo destino. Y como no todo podía salir mal, encontramos una
maravillosa suite donde reposar por la voluntad…
Colocamos la ropa en el armario...
Preparamos los catres…
Y nos entregamos a un placentero sueño con la
seguridad de quien se siente protegido por un kit de resurrección…
Por la mañana, en perfecta forma, después de
dormir en tan confortable estancia, decidimos abandonar esta maravillosa ciudad
llena de contrastes. Una ciudad donde los Dalla Dalla (furgonetas colectivas de
transporte urbano) y demás buses inundan las calles de un humo negro
irrespirable...
...perooo… no dejan fumar en la calle para no ahumar al resto de
viandantes.
Hasta la próxima, nos vemos en…
Txau.
No hay comentarios:
Publicar un comentario